lunes, 2 de noviembre de 2015

Crónica excursión sierra de Enmedio - Altomira

Este sábado 31 de octubre nos acercamos a visitar la Sierra de Enmedio con la idea de conocer más sobre el entorno tanto a nivel geológico, hidrográfico como paisajístico. Pero estas rutas siempre deparan sorpresas, gracias a nuestros bien informados guías, por lo que también pudimos conocer aspectos históricos y literarios del entorno.

La sierra recibe este nombre por encontrarse entre los ríos Tajo y Guadiela y forma parte de la Sierra de Altomira, un espacio natural protegido dentro de la red Natura 2000 como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC). El 59% del área está localizado en el sureste de la provincia de Guadalajara y el 41% en el noreste de la provincia de Cuenca.

Nos encontramos un grupo numeroso junto a la presa de Buendía, en la provincia de Cuenca. Es un embalse con una capacidad de 1639 hm3 y actualmente cuenta con 220 hm3, un 13,42 % de su capacidad. Es, junto al embalse de Entrepeñas (Sacedón), con capacidad de 835 hm3 y agua contenida de 110 hm3 (13,17 % del total), objetivo del polémico trasvase de agua Tajo-Segura que comenzó en 1979 y que está propiciando la escasez de agua en los municipios de la cabecera del Tajo y el consiguiente despoblamiento del medio rural. Al trasvase, como es lógico, se oponen las poblaciones ribereñas, que ya han realizado numerosas protestas y manifestaciones y han creado la Plataforma Ciudadana de afectados por el Tajo-Segura.

Con la construcción de la presa en 1958 las poblaciones de Santa María de Poyos y La Isabela fueron anegadas por el agua. Este último municipio fue un Real Sitio construido en 1826 a capricho de Fernando VII y bautizado con ese nombre en horno de su mujer, Isabel de Braganza. Al rey le habían llegado noticias del poder curativo de sus aguas que ya existían desde época de los romanos y decidió construir un balneario. De hecho, cerca de allí, en Cañaveruelas, se encuentran los restos de la ciudad romana Ercávica. Un siglo después, en los años 30, La Isabela acogió fiestas y charlestón y con la Guerra Civil española pasó de albergar a la burguesía y a personalidades de la cultura a convertirse en un hospital psiquiátrico, hasta que terminó sepultada bajo el agua. En 2007, la periodista Teresa Vieja descubrió el lugar e hizo el documental (y posterior novela) La memoria del agua.

Después repartidos en varios coches nos dirigimos hasta el aparcamiento donde daba comienzo la ruta senderista. Recorrimos el impresionante barranco de la Virgen de los Desamparados,  cuyo entorno geológico está compuesto de calizas, dolomías, areniscas y conglomerados. Llegamos hasta la Ermita de Nuestra Señora de los Desamparados. De ella, cuenta la leyenda que en el siglo XVI un soldado valenciano trajo la virgen a la iglesia de Buendía, de donde desapareció en varias ocasiones para encontrarse junto a la ermita que le da nombre. Fue un paseo agradable y tranquilo y con un entorno precioso si no prestamos atención a los numerosos tendidos eléctricos que lo afean un poco.

Apenas se atisban restos del incendio que sufrió toda la Sierra de Enmedio en 2003. Tuvimos la oportunidad de disfrutar de un lugar lleno de fallas, pliegues, ciudades encantadas y de vegetación variada como pino carrasco, encina, quejigo o boj. Para los amantes de las aves, avistamos, sobre todo, aquellos que fueron provistos de prismáticos, una garza real, azulones, grullas, varios buitres y algún que otro ánade.

Tras un pequeño descanso, la mayoría continuamos un par de kilómetros más, con alguna que otra subida traicionera, con el objeto de ver el llamado Desierto de Bolarque, un paraje donde entre los siglos XVI y XVII los monjes carmelitas construyeron monasterios y ermitas (hasta una treintena) como lugar de culto y retiro. A mitad de camino contemplamos las espectaculares vistas de un meandro del embalse.

Finalizamos la excursión con el regreso al merendero de la Ermita, donde comimos y charlamos. El camino de regreso, gracias a la luz del sol, nos permitió mirar con otros ojos las hoces y el pantano. El reflejo casi perfecto de la piedra en el agua y la calma de la corriente recreaba hermosas imágenes en la superficie que hacían pensar en las pinturas impresionistas del siglo XIX.

Un lugar plácido y tranquilo, en el que si cerramos los ojos, podemos darnos cuenta de la belleza de la naturaleza que nos rodea y de todo lo que nos ofrece y, por tanto, de la responsabilidad que tenemos el ser humano de no causar daño al entorno en el que vivimos.

¡Hasta la próxima!

Noelia Álvarez






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